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¿POR QUÉ ERA IMPORTANTE QUE JAIMITO DE AL FONDO HAY SITIO EMBARACE A SU ENAMORADA ESTA TEMPORADA?

GENERAR CONTROVERSIA PARA INICIAR DEBATE

Diego Tuesta

Publicado: 2015-10-30


Hace tiempo que dejé de ver Al Fondo Hay Sitio, porque según mi parecer, el guión ya no es tan sólido como solía ser antes; pues, las historias iniciales, que compartían la filosofía del show (sobre las diferencias sociales) ya se han resuelto (Grace se casó con Nicolás y Fernanda con Joel); convirtiéndolo ya no en una novela con un storyline definida, sino, en una comedia de situaciones individuales, sin embargo, mi humilde opinión no es la de muchos, pues, aún sigue siendo el programa más visto del Perú. A pesar de eso, gran fue mi decepción cuando escuché que Jaimito (el hijo menor de la Charito) había embarazado a una compañerita de clase, pero mucho más fuerte fue mi enojo cuando me enteré que en realidad se trataba de una confusión, de “otra metida de pata”; un “faux pas” por parte de los guionistas que pudo haber transformado la serie en lo que todos reclaman: “una televisión que educa”.

Este popular programa nos ha venido sorprendiendo durante todos estos 7 años que lleva al aire con plots bastante controversiales que sin duda se convirtieron en parte de la agenda mediática. Desde infidelidades, amor y desamores entre personas de diferentes niveles socioeconómicos, traición, y hasta de nuevas figuras para el código civil peruano, esto sucedió cuando Luchito regresó de la muerte a reclamar el amor de Charito, pero lo que no sabía ella era que su fallecido esposo había llevado una segunda vida con una nueva familia todo este tiempo. Esta lista pudo haber sido conformada por un controversial embarazo a temprana edad, sin embargo, toda su potencialidad fue destruida y machacada por una cursilería, que si bien es una herramienta válida para este tipo de formato, más pareció una salida fácil de ignorar un problema social bastante crítico en nuestro país.

Ahora, el problema de los programas más vistos, es que la popularidad debe de ir de la mano con responsabilidad, y no hablo de la tan manoseada “autocensura”, sino, de generar justamente controversia para iniciar debate sobre diferentes aspectos cotidianos, y siendo AFHS, una serie que grafica bastante bien la radiografía social peruana, debió haber aprovechado la circunstancia del embarazo para que comencemos a hablar de un tema tan delicado, pero real, que tanto miedo nos cuesta intentar desgranar porque lamentablemente los peruanos somos muy políticos correctos e intentamos maquillar una realidad con anáforas religiosas o política, cuando en realidad, la televisión no debe asumir ningún papel (pro o contra algo) sino mostrar las consecuencias genuinas de un problema en específico, y a partir de él, permitir que sea el mismo televidente quien simpatice o “empatice” con el hecho y/o personaje.

Pero… ¿es acaso el género comedia el mejor formato televisivo para mostrar dichos escenarios desde una perspectiva sensata? De alguna manera, está bien reír de los problemas de uno porque es la mejor manera de llevarlo, es un mecanismo natural en el hombre, sin embargo, ¿cuándo la broma se convierte en apología? Recuerdo muy claramente cuando Tito y Pepe convencieron a Lucho a que saque los pies del plato, una situación bastante argumentada, pues, esa manera de pensar forma parte de ambos personajes, sin embargo, el sustento a nivel de consecuencia (que es a las finales el climax de toda historia, pues, si bien vemos a cada rato personas que juegan a doble cachete, la diferencia está en cómo cada uno de ellos enfrentan la resolución, cuando su pareja lo confronta) perdió la veracidad del humor cuando forzaron una situacional que se caracteriza por su modus operandis bastante calculadora.

Sin embargo, también está la otra contraparte; La Rosa de Guadalupe, el cual, si bien pertenece a un género que se presta a contar historias reales, la manera cómo suceden los hechos pierden el rumbo a confundir los milagros con la ciencia ficción, pues, la devoción a la virgen se ve empañado por personajes bastante irreales (a veces risibles) con estereotipos repetitivos que se ven envueltos en situaciones bastante pronosticables cuyo resolución es la aparición de una flor en medio de la nada.

Finalmente, creo que los peruanos, y la sociedad en general, hemos perdido el factor de asombrarnos, pues estamos acostumbrados a ver varios problemas sociales desde una perspectiva amarillista, que a las finales, perdemos la oportunidad de debatir para en vez reírnos.


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